Existen muchos consejos que se pueden seguir a la hora de enfrentar una entrevista de trabajo, sin embargo el que estos den o no buen resultado dependerá exclusivamente de la actitud que se asuma en ese momento. Lo principal es no pretender ser más de lo que realmente uno es, es decir no hay que asumir conocimiento y habilidades que no se tiene porque al final siempre juega en contra.
No a los malos comentarios
Lo expertos también aconsejan obviar cierta información que sólo puede perjudicar nuestra candidatura, como por ejemplo hablar mal de la(s) empresa(s) en las que hemos trabajado y de los jefes que hemos tenido. Ese tipo de comentarios no son bien evaluados por los entrevistadores, pues reflejan algún grado de conflicto en el postulante.
El reconocer estar en tratamiento médico por razones psicológicas o psiquiátricas tampoco es un aliciente para que la compañía apueste por dicho postulante. Lamentablemente para las empresas este tipo de profesionales representa más un problema que una alternativa, pues lo más seguro es que al poco andar debe recurrir a licencias médicas o sufra estados de animo que sean incompatibles con sus responsabilidades.
Mostrarse muy interesado por el sueldo o los beneficios que entrega la organización a sus empleados tampoco es recomendable. En ese sentido, se aconseja evitar los comentarios en relación a este ítem, ya que las empresas suelen buscar personas que se comprometan con los objetivos y valores corporativos y no sólo con las mejores condiciones laborales que ofrecen.
Evitar el exceso de confianza
En todo momento se debe tener presente que la persona que está frente a nosotros es un evaluador, no nuestro amigo, por lo que no se debe caer en excesos de confianza con ellos, ni mucho menos intentar una conversación coloquial como para preguntar por temas personales del entrevistador. Las únicas preguntas que se pueden formular son las relacionadas con el trabajo al que se está postulando.
Consultar sobre los horarios de salida o tiempo de vacaciones también es una mala carta a jugar si uno pretende ser considerado como un buen candidato. Las respuestas con enfoques muy personales son otro tema que es mejor no emplear. No se trata de responder con monosílabos, pero tampoco es necesario entregar información que no se está solicitando y que puede dar pie a dudas en el entrevistado sobre la idoneidad del candidato. Hay que ser concisos, pero al mismo tiempo entregar respuestas con sustento.
El secreto está en saber ofrecer, no en pedir
Otro punto en que se debe poner atención es en no caer en la tentación de entregar un pliego de peticiones durante la entrevista u ocupar mucho tiempo indicando que se quiere o se espera de la empresa. Hay que recordar que es uno el que desea integrarse, por lo que es preciso enumerar tus habilidades y competencias y las ventajas que sería para la compañía contar con tus servicios. Acá el secreto es ofrecer más y pedir menos, a razón de no desanimar al reclutador.
El lenguaje que se ocupe es otro tema al que se le debe dar la importancia necesaria. Usa siempre un léxico formal y olvida por un momento el uso de términos coloquiales, modismos y especialmente de garabatos. Más allá que ese tipo de palabras sean de uso común en la vida cotidiana, no es lo que esperan las empresas de sus empleados.
